Texto y fotos: Ernesto Zepeda Estrada
JOHANESBURGO.- Con la inocencia de un niño que espera la llegada de los Reyes Magos me inscribí en la famosa carrera de a ver hasta dónde llegaba “nuestra selección”. Quería constatar en carne propia lo lejos que sin duda, “ahora si” llegaríamos.
Después de dos días viajando subiendo, bajando, transbordando aviones me consta que lo habíamos logrado. El auto que siempre tuve en la cabeza y hasta hace poco manejaba, volvió a estar en la misma para financiar la travesía. Cuatro años de espera, “esté si es nuestro mundial” decía la gente. Le creí más al Aguirre motivacional que al de “estamos jodidos”. Esto es parte de lo vivido en Sudáfrica:
El primer juego comienza al llegar al aeropuerto de Johanesburgo, voluntarios uniformados te ayudan para ir al taxi. Después de recibir un billete del chofer “te entregan” y como no hay tarifas establecidas, el precio es de común acuerdo, regatear y listo. Una vez en el hostal te das cuenta que los Sudafricanos te metieron el primer gol. Eso si el chofer dejó su número para viajes posteriores.
Por toda de la ciudad Joburg, como le dicen los locales, hay letreros con la leyenda “KE NAKO”, me pareció un bonito detalle para “el Cuauh” por ser su último mundial, eso si no es convocado para la copa de Brasil por el excedente de troncos en nuestra súper liga. En lo personal, viniendo de la colonia Ramos Millán de la ciudad de México, lo de naco me parece ya un halago.
La distancia acerca a los mexicanos, efusivos, te saludan en la calle, los malls o donde te encuentran. En México seguro ni te voltean a ver. Eso si: “cómo andas wey”, “¿Qué pedo wey?, ¿dónde están hospedados, wey?”, “¿ya tienes boletos wey?” , “¿ya conoces el ángel, wey?”. Wey es el sobrenombre perfecto para los que no tienen memoria para recordar los nombres ni de los amigos.
Las Vavazelas son un arma de destrucción masiva de tímpanos, no hay mal que dure cien años, ni persona para aguantar medio tiempo con los locales tocando las cornetas, con albur. Un extra es cuando las sacuden y te cae saliva, la ventaja es que les sueltas una mentada sonriendo y no te entienden nada, igual contestan en Zulú, seguro la regresan, de todos modos que vayan de nuevo.
El clima helado contrasta con la calidez de la gente, amables, sonrientes ayudan a los turistas perdidos o en apuros, incluso conocí personas que alojaban a turistas sin ningún costo, no más porque les caímos bien. Eso es hospitalidad y sí…gorronería.
La moneda sudafricana el Rand, cambió su nombre al de ranas, así es como cotizan los mexicanos los precios africanos. Y el desquite parece justo pues ellos suelen dar direcciones: “ pasado 3 robots, vuelta a la derecha” y uno espera ver de menos a “Arturito, Citripio y Robocop”, pero no, ellos les llaman así a los semáforos.
Las advertencias de lo inseguro del país, no se hicieron esperar: “ten cuidado es muy peligroso” me recomendó gente que no había venido, pero si he caminado por Tepito ¿que tan peligroso puede ser Soweto?.
La diferencia es simple, ningún blanco anda caminando por esos barrios, igual morenos sí, pero no hablando espanglish.
¿Como identificar que uno de los nuestros estuvo cerca?. Sencillo a su paso la gente de la gasolinera, tienda, hotel o bar te saludan con un “hola amigouu”, te aplican el famoso “eeehhhhhhhh putooooo”, el universal “viva México cabrones” o el distinguido sobrenombre de “wey”. Eso es saber dejar huella con nuestros anfitriones.
Un amigo me recomendó comprar boletos extras por que “seguro los vendes al triple”. Excelente idea para poder seguir comiendo en las macburgues y el kentoky.
Antes de los juegos de los “vamos Muchaches” la Banda El Recodo junto con algunos patrocinadores organizan fiestas “una probadita de México” en donde además de dar comida tradicional mexicana, chelas y tequila. Entonan su éxitos poniendo a bailar a los presentes. Para entrar se requiere de invitación especial, pero no falta quien regale una y a disfrutar de lo que más nos gusta a los mexicanos “la gorra”.
En ciudad del Cabo el turismo ya es una cosa común, tiene la infraestructura necesaria para atender a los turistas, en cambió en Johannesburgo, el sistema de transporte es tan eficiente como las investigaciones del incendio en la guardería ABC. Si andas en taxi, tienen que ser sobrino de Mr Slim y si rentas un auto te acostumbras a tomar la palanca con la izquierda, que vienen siendo el menor problema, lo divertido es entrar en las calles o free ways en sentido contrario.
El primer juego de los negros, es decir, de la selección verde, pero jugó de color oscuro, generó incertidumbre. El segundo juego la mayoría de los presentes veían el equipo para campeón del mundo y muchos aficionados querían nombrar a sus hijos “Chicharo”, “Gio”, “Cuauh”, cuando vencimos a uno franceses desahuciados. El partido contra los uruguayos, no sólo nos regresó a nuestra realidad, sino permitió ver las fallas del entrenador y “sus cambios malísimos”. Contra los argentinos, nos queda apoyar y para comer de regreso… ¿hacemos changuis.?
1 comentarios:
Diccionario de Africano
Por Ernesto Zepeda
¿Cómo se dice: Me apetece una quesadilla de setas en suahili?
Pa la panza bimbo con hongo propongo.
¿Cómo se dice, tienes olor a chivo en africano?
Tutufo me tumba.
¿Cómo se dice coger en africano?
Baja tanga mete gamba.
¿Cómo se dice estoy embarazada en africano?
Bombo
¿Y cómo se dice creo que estoy embarazada?
Bombo supongo
¿Cómo se dice en suahili coche?
Panda
¿Y hacer el amor?
Chinga chinga
¿Y embarazo?
Bombo
¿Y preservativo?
Funda
¿Y ¿Cómo se dice: "Si haces el amor en un coche sin condón seguramente te quedas embarazada"?:
"Si chinga chinga en panda sin funda... bombo supongo.
¿Cómo se dice hombre afortunado con el dinero y con mala suerte en el amor en africano?
Bingo chachi chochi chungo
¿Cómo se dice en africano pan?
Bimbo bimbo
¿Y café?
Bonka bonka
¿Cómo se dice oferta en africano?
Ganga-ganga
¿Cómo se dice mujer embarazada en mandinga?
Titi con bombo
¿Cómo se dice diarrea en africano?
Abunda Lakaka
¿Cómo se dice que la abuela ha muerto por una intoxicación de gambas en africano.
Yayatumbagambachunga
Y así se dio a entender el fotógrafo Ernesto Zepeda en África.
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