TIJUANA.- Quisieron engañar a las autoridades escondiendo el cadáver en la cajuela de un auto, para hacerlo pasar como un asesinato relacionadas al narcotráfico, pero los cacharon en la mentira.
Remedios Cesar Medel Pérez, “El Reme”, de 26 años y su amigo José Cruz Hernández Esparza, “El Pelón”, de 21, cometieron el homicidio por quedarse con mil 500 pesos.
Todo ocurrió el pasado 17 de octubre cuando se reportó el hallazgo de un cuerpo en el maletero de un auto abandonado en la calle Marcelo Martínez de la colonia Camino Verde.
Después de algunos días se identificó al occiso como Florencio Luque Andrade, “El Lencho”, de 54 años. Sus familiares y conocidos explicaron a las autoridades ministeriales no regresó a su casa desde que iba a pagar un dinero al hermano de “El Reme”, a quien vendió un lote en 10 mil dólares.
Ya había cobrado parte del monto total, pero ese domingo le abonarían otro mil 500 dólares a la cuenta, pero “El Reme” tenía planeado asaltarlo. Por eso invitó a su amigo Cruz Hernández.
La victima llegó a su casa de su agresor para cobrar el dinero, incluso llegó en su auto Toyota color guinda, ahí le ataron las manos hacia atrás con cinta adhesiva, luego lo ahorcaron con una cinta de zapato.
Cuando murió le quitaron su cartera donde llevaba 500 dólares, además de quedarse con el dinero del abono de mil 500 dólares.
Luego los dos agresores metieron el cuerpo sin vida en el interior de la cajuela del vehiculo, para conducir hasta un tramo de terracería en las inmediaciones de la avenida Baja California, donde lo abandonado huyendo en un taxi.
Ambos amigos quedaron a disposición de un juez penal por el delito de homicidio calificado.
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TIJUANA.- Estudiantes de la primaria David Alfaro Siqueiros que está en la colonia Ampliación Guaycura, una de las consideradas conflictivas por su alta incidencia delictiva, participaron en la Campaña Estatal de Donación de Juguetes Bélicos.
Cinthya Olguín Miramontes, alumna de sexto año, habló a nombre de sus compañeros. Expresó su deseo de vivir en paz y con más seguridad en Tijuana.
En su mensaje pidió a las autoridades locales que se tenga más seguridad en los plantel educativos porque a veces son blanco de los delincuentes.
Durante la ceremonia se hizo el intercambio de algunos juguetes bélicos, que llevaron los niños, como pistolas, dagas o espadas, entre otros, y a cambio recibieron juguetes educativos.
Martín Martínez Gastélum, director de Prevención del Delito y Participación Ciudadana de la Secretaría de Seguridad Pública del Estado (SSPE), invitó a los niños a hacer el compromiso de erradicar la violencia y el uso de juguetes que tengan ese significado.
“Esto puede causar que en el futuro tengan conductas violentas y agresivas que les pueden causar mucho daño”, expresó.
En la ceremonia participaron Gustavo Huerta Martínez, director de Policía y Tránsito Municipal de Tijuana; Clemente Murillo Payán, en representación del Sistema Educativo Estatal; la niña Cinthya Olguín Miramontes; y la directora del plentel, Rosa Margarita Zermeño. Leer más...
Cinthya Olguín Miramontes, alumna de sexto año, habló a nombre de sus compañeros. Expresó su deseo de vivir en paz y con más seguridad en Tijuana.
En su mensaje pidió a las autoridades locales que se tenga más seguridad en los plantel educativos porque a veces son blanco de los delincuentes.
Durante la ceremonia se hizo el intercambio de algunos juguetes bélicos, que llevaron los niños, como pistolas, dagas o espadas, entre otros, y a cambio recibieron juguetes educativos.
Martín Martínez Gastélum, director de Prevención del Delito y Participación Ciudadana de la Secretaría de Seguridad Pública del Estado (SSPE), invitó a los niños a hacer el compromiso de erradicar la violencia y el uso de juguetes que tengan ese significado.
“Esto puede causar que en el futuro tengan conductas violentas y agresivas que les pueden causar mucho daño”, expresó.
En la ceremonia participaron Gustavo Huerta Martínez, director de Policía y Tránsito Municipal de Tijuana; Clemente Murillo Payán, en representación del Sistema Educativo Estatal; la niña Cinthya Olguín Miramontes; y la directora del plentel, Rosa Margarita Zermeño. Leer más...
CIUDAD JUAREZ.- Se llama Marisol Valles García y sólo escribir su nombre provoca respeto y miedo. A sus 20 años, ella acaba de dar el paso adelante que ningún hombre se atrevió a dar, el de asumir la jefatura de la policía de un municipio de 3 mil 400 habitantes situado junto a Ciudad Juárez, en la frontera de México con Estados Unidos, en pleno Valle de Juárez, el territorio que desde hace tres años se disputan dos de los cárteles más peligrosos de México.
El municipio se llama Práxedis G. Guerrero, está en la mismísima línea fronteriza, pertenece al Estado de Chihuahua y dista un centenar de kilómetros de Ciudad Juárez, la plaza más violenta de México , donde cada año son asesinadas 2.600 personas sin que la Policía Federal ni el Ejército alcancen a averiguar de dónde vienen las balas. Por si son necesarios más datos, sólo apuntar que esta misma semana fueron asesinados el comisario municipal de El Porvenir -un pueblo que pertenece a Práxedis y su hijo.
El padre, Rito Grado Serrano, tenía 59 años, y su hijo Rigoberto, 37. Del asesinato sólo se conoce lo que los peritos de la fiscalía del Estado de Chihuahua encontraron junto a los cadáveres: 22 casquillos percutidos por fusiles AK-47, también conocidos aquí como cuernos de chivo.
¿Quién los mató? Casi nunca se sabe. Pudieron ser los sicarios de Vicente Carrillo -jefe del cártel de Juárez?o tal vez los del Chapo Guzmán -jefe del cártel de Sinaloa-. ¿Por qué? Eso sí que es demasiado preguntar. Tal vez porque no había forma de corromperlos. O tal vez porque lo corrompió el cártel rival. Además de su dosis de plomo, los muertos del narcotráfico se llevan a la tumba su correspondiente dosis de sospecha.
Pues bien, para ese lugar no del todo recomendable buscaba el alcalde de Práxedis, José Luis Guerrero, un jefe de policía. Como en las películas del Oeste, el alcalde se fijó primero en los más machos del lugar, pero todos miraron para otro lado.
El problema no era hacerse cargo de los 19 agentes de la plantilla policial, nueve de ellos mujeres, sino, sencillamente, continuar con vida en un lugar donde no vale nada. Fue entonces cuando Marisol Valles, de 20 años, casada, estudiante de último curso de Criminología en Ciudad Juárez, dijo sí. ¿Una mujer sin miedo? Tal vez no. A tenor de sus declaraciones, simplemente una mujer valiente: "Aquí toda la gente tiene miedo, todos tenemos miedo, pero vamos a cambiar ese miedo por seguridad".
Para contagiar de ese valor a sus vecinos, la nueva secretaria de Seguridad Pública de Práxedis se dejó fotografiar ayer junto a su mesa de trabajo, a cara descubierta.
Si el narcotráfico ya tiene a sus heroínas reales o ficticias -la reina del Pacífico que entrevistó Julio Sherer o la Teresa Mendoza que inventó Arturo Pérez Reverte-, desde el martes, en un pueblo perdido del Valle de Juárez, el lado bueno de la Ley tiene a una muchacha de 20 años llamada Marisol Valles. Sólo escribir su nombre provoca respeto. Y miedo también. Leer más...
El municipio se llama Práxedis G. Guerrero, está en la mismísima línea fronteriza, pertenece al Estado de Chihuahua y dista un centenar de kilómetros de Ciudad Juárez, la plaza más violenta de México , donde cada año son asesinadas 2.600 personas sin que la Policía Federal ni el Ejército alcancen a averiguar de dónde vienen las balas. Por si son necesarios más datos, sólo apuntar que esta misma semana fueron asesinados el comisario municipal de El Porvenir -un pueblo que pertenece a Práxedis y su hijo.
El padre, Rito Grado Serrano, tenía 59 años, y su hijo Rigoberto, 37. Del asesinato sólo se conoce lo que los peritos de la fiscalía del Estado de Chihuahua encontraron junto a los cadáveres: 22 casquillos percutidos por fusiles AK-47, también conocidos aquí como cuernos de chivo.
¿Quién los mató? Casi nunca se sabe. Pudieron ser los sicarios de Vicente Carrillo -jefe del cártel de Juárez?o tal vez los del Chapo Guzmán -jefe del cártel de Sinaloa-. ¿Por qué? Eso sí que es demasiado preguntar. Tal vez porque no había forma de corromperlos. O tal vez porque lo corrompió el cártel rival. Además de su dosis de plomo, los muertos del narcotráfico se llevan a la tumba su correspondiente dosis de sospecha.
Pues bien, para ese lugar no del todo recomendable buscaba el alcalde de Práxedis, José Luis Guerrero, un jefe de policía. Como en las películas del Oeste, el alcalde se fijó primero en los más machos del lugar, pero todos miraron para otro lado.
El problema no era hacerse cargo de los 19 agentes de la plantilla policial, nueve de ellos mujeres, sino, sencillamente, continuar con vida en un lugar donde no vale nada. Fue entonces cuando Marisol Valles, de 20 años, casada, estudiante de último curso de Criminología en Ciudad Juárez, dijo sí. ¿Una mujer sin miedo? Tal vez no. A tenor de sus declaraciones, simplemente una mujer valiente: "Aquí toda la gente tiene miedo, todos tenemos miedo, pero vamos a cambiar ese miedo por seguridad".
Para contagiar de ese valor a sus vecinos, la nueva secretaria de Seguridad Pública de Práxedis se dejó fotografiar ayer junto a su mesa de trabajo, a cara descubierta.
Si el narcotráfico ya tiene a sus heroínas reales o ficticias -la reina del Pacífico que entrevistó Julio Sherer o la Teresa Mendoza que inventó Arturo Pérez Reverte-, desde el martes, en un pueblo perdido del Valle de Juárez, el lado bueno de la Ley tiene a una muchacha de 20 años llamada Marisol Valles. Sólo escribir su nombre provoca respeto. Y miedo también. Leer más...
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Programa de Radio del 30 de Junio 2010
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