Dialogando con el Búfalo

COLUMNA DEL ANGEL
Por Angel Gómez

Con cánticos europeos y música de viento, fue recibido el Presidente de México Felipe Calderón en la plaza principal de Dolores Hidalgo en Guanajuato ante miles de mexicanos que se congregaron para conmemorar los 200 años del Bicentenario de la Independencia de México.
La gente fue convocada a las 5 de la mañana para escuchar el Acta de Independencia que se leyó en 1813 en Chilpancingo Guerrero donde se estipulo a la religión católica como la que se debe practicar en el pueblo de México.

Después de pasar los filtros de revisión, cercos de granaderos y policías antimotines, detectores de metales y militares por todas las esquinas y azoteas, los guanajuatenses y visitantes nacionales, se apostaron en la parte frontal de la Iglesia de Dolores Hidalgo, para presenciar la llegada de Felipe Calderón y gritar la arenga que hiciera el cura de la Nación hace 200 años en la escalera que da accesos a la puerta principal del templo, pero la desesperacion empezó a hacer presa de los asistentes que desde antes de las 5 am se fueron congregando, sumándose a otros cientos que hicieron de los jardines de la plaza principal, campamentos con casas de campaña, cobijas y otros al calor del tequila y el aguardiente.

La mayoría, amanecidos de haber bailado la víspera del 15 de septiembre con la Sonora Santanera y con la Banda el Recodo que se presentaron en el teatro del Pueblo.

Las rechiflas y los gritos dignos de un partido de los pumas en CU, empezaron a contagiarse entre los asistentes debido a que pasaron las 5, las 6, las 7 de la mañana y nada que aparecía el Presidente De México. En unos minutos se escucho el aterrizar de un helicóptero banco detrás de la parroquia pero solo apareció acompañada de niños, Margarita Zavala, Esposa del mandatario de México.

Culeeeeeero!!!, culeeeeeero!!!, empezó a ser el verdadero grito de Dolores, pero de dolores de pies, de piernas, de estomago y de espaldas por los niños cargando, por la gente sentada en el suelo, en jardineras y ante la falta de servicios sanitarios, los estragos del tequila, la cerveza y las bebidas espirituosas empezaron a hacer de aquella plaza un acueducto de desechos orgánicos por cada jardín.

Los elementos del Estado Mayor Presidencial, de traje negro frente a la iglesia, y otros de civil y encubiertos entre la muchedumbre trataban de tranquilizar los ánimos pero el nerviosismo los atacó toda vez que no estaba en sus manos la llegada de su jefe a dar el grito.

Dos horas y media de espera y la llegada del Felipe Calderón, fue lo que de pronto tranquilizo los ánimos y el protocolo de entrega de bandera y de proclamar loas a los héroes de la Independencia pero se corrió el riesgo de que un gran festejo emblemático se viera empañado por la tardanza.

Una vez concluido con el acto formal, las canciones del guanajuatenses José Alfredo Jiménez fueron coreadas por los presentes que tal parece es el himno de los habitantes de Dolores ya que cada estrofa era coreada con fervor.

Calderón procedió a saludar de mano a los presentes de las primeras filas y a retirarse al desfile militar del Zócalo en la Ciudad de México. Antes salió Francisco Blake, solo, sin acompañante y algunos otros secretarios, funcionarios del gobierno de Guanajuato, así como el periodista Joaquín López Doriga que también fue invitado al Grito de Dolores.

Dos horas de espera bien valieron la pena para recordar en la cuna de la Independencia 200 años de Libertad en México. La fiesta en Guanajuato, finaliza hasta el 3 de octubre.