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Columna: Acentos

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Sergio y Anastasio
Por Jorge Medina Viedas
Bendita televisión, bendita infraestructura informativa y tecnológica que puede servir para cubrir deficiencias, incapacidades e insensibilidades políticas como la del presidente Calderón, al reaccionar tardía y débilmente ante sucesos como los ocurridos en la frontera norte.
Un mensaje grabado, en ruta hacia Sudáfrica, firmando sobre las rodillas o asintiendo o negando de bulto los asuntos de Estado por la ventolera del futbol, quiso cubrir la negligencia. “Discursos de vacaciones”, les llaman los españoles a esos pronunciamientos que suelen hacer los políticos antes de largarse a un descanso y quedar bien con su conciencia. Claro, sólo con la suya. Los demás, que hagan lo que puedan.La lectura de la posición presidencial se acompañó de su foto y del texto que, faltaba más, él mismo leyó. Mientras tanto, en todas partes ya circulaban las imágenes de Sergio Adrián Hernández Huesca, arrastrado como trapo por la fuerza despiadada del policía fronterizo estadunidense (de la Border Patrol), quien le disparó mortalmente a boca de jarro. Días atrás, otro mexicano, Anastasio Hernández Rojas, fue golpeado salvajemente por varios miembros de esta corporación que se negaban a escuchar sus súplicas para que dejaran de hacerlo. El mexicano murió de un ataque cardiaco. El video con sus lamentos también está en la red.Las exigencias de justicia del gobierno mexicano por el asesinato de nuestros compatriotas no han sido atendidas seriamente. El gobierno estadunidense defiende y justifica a sus policías: se valen las balas contra las piedras y se puede matar a niños indefensos. Bastardos sin gloria.Lo dijo bien un connotado periodista: esto nos sucede porque no nos damos a respetar como país. El respeto que debemos exigir de cualquier nación tiene un sentido diplomático elemental y se sustenta en los principios; pero también en la fuerza política interna que tengan los gobiernos mexicanos. Es triste comprobar que débil adentro, sin el ethos de la investidura presidencial, que es requisito para demandar enérgicamente la extradición para que los asesinos sean juzgados por tribunales mexicanos, el solo hecho de pensar en esa posibilidad es una quimera.El policía asesino de Sergio debería estar detenido en una cárcel mexicana de Ciudad Juárez; pero no; del personaje de la película de Tarantino no se sabe ni su nombre y está oculto, seguramente protegido y consentido por quienes aprueban que la política fronteriza contra los inmigrantes mexicanos ha de ser la que privilegia las tendencias represivas y racistas.Mentes abiertas, democráticas, antirracistas y que desaprueban estas actitudes en Estados Unidos, es seguro que las hay. Pero no tienen ni la fuerza ni la capacidad para frenar este oleaje antimigrante, fenómeno creciente que tiene ahora justificaciones diversas y aceptadas por sectores que antes eran, si no favorecedores de la presencia de mexicanos en su territorio, al menos indiferentes.Es verdad que no solamente hemos provocado la expulsión de parte de nuestra fuerza de trabajo físico e intelectual eficaz y honesto (de estos últimos 14 mil mexicanos con nivel de doctorado laboran en los Estados Unidos); pero también han cruzado la frontera muchos tonimontanas que, formando o no parte del crimen organizado global, con su participación cada vez más descarada en delitos como el secuestro y el narcotráfico, han venido despertando un sentimiento antimigrante en varias partes de aquel país, y elevando la actitud social de rechazo a los mexicanos.Nada de esto, por supuesto, justifica los hechos atentatorios de los derechos humanos, ni el ensañamiento de la Border Patrol ni de ninguna de las corporaciones contra los migrantes de cualquier nacionalidad.Del mismo código represor y con el mismo cometido traumático, es la ley SB1070 de Arizona la que obligará en menos de un mes a la policía local a arrestar a inmigrantes indocumentados, por el sólo hecho de que exista una “sospecha razonable”. Ya cerca de esa fecha, es normal que uno se pregunte ¿cuántos cientos, miles de mexicanos que tienen una, dos o hasta tres décadas de vivir en Arizona correrán el riesgo de ser repatriados, y además cuántos serán víctimas de la brutalidad de la Border Patrol como lo fueron Sergio y Anastasio, que según datos se le atribuyen 17 asesinatos de migrantes en los últimos 18 meses?¿Qué piensa hacer la cancillería ante el problema inminente? ¿Qué está haciendo la titular de esa dependencia tomada por mentes huecas y frívolas? ¿Es posible y ya se demandó la extradición del policía asesino? ¿Cuándo se va a informar de los resultados de las gestiones del resto de las agresiones contra mexicanos? ¿Ya elaboró el Presidente la primera junta de estrategia para atender los “diferentes escenarios”, como suelen decir los expertos?Todo esto es pertinente responderlo, si se quiere ser previsor, ante la posibilidad de que otros sucesos puedan alterar la agenda del presidente, como ocurrió la semana pasada. Que México esté en la final del campeonato Mundial de fútbol, por ejemplo. Y él tendrá que ir. * Jorge Medina Viedas es columnista y directivo en Milenio Diario, politólogo y ex rector de la Universidad de Sinaloa.

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Programa de Radio del 30 de Junio 2010

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